Este es un magnífico encargo, que me ha dado tanto trabajo como placer hacerlo. Y es, además, de esos encargos para los cuales una quisiera ser un genio maravilloso capaz de plasmar en fimo la expresión riquísima de los personajes...
En fin, que he hecho lo mejor que he podido, he disfrutado y me he emocionado yo solita en mi taller mientras los hacía, y aquí les presento el resultado.
El caballero es el conocido pintor cordobés Julio Romero de Torres, al que he retratado, a pedido de mi cliente, con su típico sombrero y capa negros, y sentado en la pose que le era característica.
La capa cae suavemente en pliegues flexibles, no está pegada, porque debajo de ella lleva un traje completo, con camisa blanca y corbata negra.
La paleta y el pincel son de madera muy fina, la pintura es el mismo óleo de secado rápido (Griffin Alkyd) que uso para los muñecos.
He intentado plasmar la expresión de orgullo, casi soberbia, que muestra Romero de Torres en todos sus retratos.
La modelo es una fantástica criatura morena, inmortalizada en el cuadro llamado Chiquita Piconera
La silla es una sillita normal que tenía aquí en mi atelier, su nueva dueña la tuneará para que se parezca a la del cuadro.
El cabello, que no se ve en el cuadro, es sugerencia de mi cliente, es el peinado tradicional femenino de esa época.
Es una muñeca fija, por supuesto, no tenía sentido hacerla movible, he tratado de reflejar exactamente la posición que tiene en el cuadro.
Lo más dificil fue, es claro, lo que más me apasionó intentar, que es esa expresión, esa mirada dura y penetrante, que al mismo tiempo es de desprotección y de infinita ternura...
Mañana iré a entregar en mano a su dueña estas dos pequeñas criaturas, con las que tanto he luchado, sufrido y gozado, y de las que me costará desprenderme :-)
El pintor la respetaba
ResponderEliminarlo mismo que algo sagrao,
y su querer le ocultaba
porque era un hombre casao.
Ella lo camelaba con alma y vía
hechisá por la magia de su paleta,
y al igual que una llama se consumía,
en aquella locura negra y secreta.
Y cuando de noche, Córdoba dormía,
y era como un llanto la fuente del Potro,
el pintor decía:
¡Ay, chiquita piconera,
mi piconera chiquita!
Esta carita de cera
a mí el sentío me quita.
Te voy pintando y pintando
al laíto del brasero
y a la vez me voy quemando
de lo mucho que te quiero.
¡Válgame San Rafael,
tener el agua tan cerca
y no poderla beber!
Oh, Pedro... que cosa tan linda!!! :-)
EliminarUn besote enorme, mi querido amigo!
estão espectaculares!
ResponderEliminarparabens!
Obrigadinha minha querida!
EliminarMaravillosos!!!! sin palabras!
ResponderEliminarMuchas gracias Mara! Un besito :-)
Eliminaruna maravilla,felicidades
ResponderEliminareres un genio!!!
ResponderEliminarEres una artistaza!! Qué manos hija!!!
ResponderEliminarUn besín
Isa
Un trabajo excelente, tanto Julio Romero de Torres como la modelo están de 10.
ResponderEliminarBesos, Narán
Fantásticos é pouco, maravilhoso trabalho Alicia.
ResponderEliminarWonderful dolls! I love the old woman in the previous post very much too.
ResponderEliminarGeneviève
Muchas gracias a todos!!! :-)
ResponderEliminarun trabajo explendido , me encanta, seguro que su dueña habra quedado mas que satisfecha
ResponderEliminarbesitos
Mari