
Son mis amores de cuatro patas: Dylan, supuesto Epagneul Breton de 6 años, y Luna, cachorrita sin marca de un año y medio, que fue abandonada cuando nació por un... iba a decir animal, pero no merece el nombre, y rescatada por una querida amiga que le salvó la vida, la crió a biberón, la cuidó dia y noche hasta que la bichita estuvo fuera de peligro, y me la entregó a los 2 meses.
Como mis hijas ya son grandes, ellos son los encargados de ensuciar, desordenar, hacer ruido, molestar de mañana temprano cuando uno quiere dormir un rato más, y también (sobre todo!) son los encargados de hacerme reir con sus payasadas, de darme alegria, compañia, y ese tipo de amor incondicional que sólo los animales nos dan.
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